martes, 21 de junio de 2011

La pregunta encerrada

¿Por qué me gustan tanto tus ojos?
¿O tus labios? Debe ser esa sonrisa

O tal vez sea el tamaño
De tus afectos,
O quizás la calidez
De tus abrazos.

Entre tanto enredo junto
Aparece la calma
Y a través de la corriente
Puedo ver tu alma.

Cada paso hacia el afuera
Una y otra tus palabras
Zigzaguean hacia mí
Envuelven mis lamentos
Olvido así que estaba
Triste y desconsolado
Y me pregunto lo que siento.

O tal vez sea lo extraño
De tu convencimiento
O quizás es que me asusta
El saber lo que quiero.