Deseamos perder el sentido
Aunque más no sea por un breve instante
Apagar la llama fulgurante
Que quema nuestro vacío.
En las tardes más solitarias
Despertamos por un sueño triste
Y pintamos tonos de grises
Sobre las cosas mas ordinarias.
A veces creemos erróneos
Que somos hacedores de pedestales
Mientras nuestras manos cristales
Pretenden lo incorpóreo.
Y admitimos que poseemos
Sólo lágrimas de vil metal
Cuando lo lógico y esencial
Es que lloramos apenas vemos.
Somos un poco pequeños
Para el traje que nos bordamos
Y de las personas que amamos
Fingimos ser sus dueños.
Y si morir ahora yo pudiera
Sería preciso no andar con vueltas
Inútil pues es ponerme en venta
No podría aunque quisiera.