¿Escuchaste? Es el silencio, 
que llamó a mi puerta, y lo dejé pasar.
Ahora soy un espectro 
más perteneciente 
a la larga cuenta de almas 
que no pueden escapar 
a la soledad. 
Creo que no soy 
el individuo más indicado 
para emitir un juicio. 
Una extensa hilera 
de espectros sin destino
y sin emociones
y sin sensaciones
entran por la puerta 
y entran a mi cuerpo.
Soy uno solo
y soy más que mil almas
porque mi ser se ha expandido
y ha traspasado los límites.
Daré vergüenza
tendré venganza
un tiempo corto
traerá fianza. 
¿Será que soy el único
que oye el crudo silencio?
Es probable que no sea
más que un vagabundo
de almas, de recuerdos.
Una y dos y tres veces
me repito lo imposible
que no he muerto
que estoy vivo. 
Más de mil roncas
voces que se asemejan
a la mía, tumultuosas,
me encierran en mi calabozo
me destrozan la memoria
devolviéndome esos viejos
dolores de mi pasado.
¿Escuchaste ese golpe
seco, suave armonizado?
Es el silencio. Sordo.
Porque no se da cuenta 
De que lo estoy soportando.
Es el silencio. Sordo.
Pero no mudo.
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